En
la entrada de hoy trataré el tema de la Tensión arterial, un fenómeno cuya
prevalencia solo en Europa es de un 30-45% y lo curioso es que cada día este
porcentaje va en aumento. Los datos indican que solo un 15% de la población
recibe un tratamiento médico adecuado, tomando el resto medidas inequívocas o
insuficientes. A continuación os hablaré acerca de su tratamiento tanto
farmacológico como no farmacológico. Espero os sea de interés.
La OMS define la hipertensión
como una elevación crónica de la presión sistólica, de la presión diastólica o
bien una elevación crónica de ambas, en las arterias, entendiéndose por PA
normal en un individuo sano una presión sistólica o máxima por debajo de 140
mmHg y por debajo de 90 mmHg para la diastólica o mínima.
En cada individuo,
la medida de la PA puede variar continuamente debido a una serie de factores
como la actividad, el ritmo vigilia/sueño, factores emocionales, dolor,
postura, ejercicio, temperatura, comidas, fármacos, etc.
¿CUAL ES EL
TRATAMIENTO A SEGUIR POR UN HIPERTENSO?
Bien, he de decir que
el tratamiento debe ser prescrito por el médico de familia o por el
especialista. Normalmente el tratamiento de un individuo con HTA estará basado
en:
- una dieta adaptada
a las características de cada paciente.
- un ejercicio físico
regular.
- la administración
de fármacos antihipertensivos.
Por tanto hablamos de
2 tipos de tratamientos, el farmacológico y el no farmacológico.
• Tratamiento No
Farmacológico: Debe de utilizarse desde el momento del diagnóstico y debe
constituir la primera medida a adoptar ante una HTA ligera-moderada.
El tratamiento
farmacológico no sustituye sino que complementa las modificaciones en el estilo
de vida del paciente.
MODIFICACIONES EN EL
ESTILO DE VIDA DE UNA PERSONA HIPERTENSA:
Debe aconsejarse a
todo paciente hipertenso adoptar modificaciones en el estilo de vida, en
particular si presentan factores de riesgo CV asociados. Estas modificaciones,
aunque la mayoría de las ocasiones por sí solas no son suficientes para
controlar la HTA, pueden reducir la medicación antihipertensiva necesaria. La
alimentación y el estilo de vida son dos de los pilares básicos para el tratamiento
y control de la HTA. Una dieta equilibrada y ajustada a las características
individuales de cada paciente, disminuye las complicaciones y aumenta la
calidad de vida.
Por tanto:
1. Se debe seguir
una dieta saludable, variada y
equilibrada haciendo especial hincapié en la restricción de la ingesta sal
común a 5-6 g por día. Prescindir en la medida de lo posible de la sal de mesa
y de la sal en el cocinado de los alimentos, al igual que de salazones y otros
alimentos que se procesen con salmuera. Hay que tener en cuenta que no
solamente el sodio proviene de la sal que añadimos en la mesa o en la cocina
sino que los alimentos, de por sí contienen sodio
2. Es
imprescindible mantener un peso
saludable y apropiado para cada edad.
3.
En los casos de sobrepeso u obesidad es importante normalizar el índice de masa corporal a
valores comprendidos entre 20 y 25 Kg./m2.
4. En
personas hipertensas obesas una dieta baja en calorías bajo la supervisión de
un especialista ayuda a normalizar la PA.
5. Es muy
importante el consumo de verduras y
frutas frescas por ser grandes fuentes de potasio, ya que éste resulta
positivo para mejorar el control de la HTA, e incluso para prevenir su
aparición.
4. El ejercicio físico practicado de forma
regular contribuye también a mejorar el control
de la PA. En este caso es mejor practicar
ejercicio aeróbico con intensidad y
duración
adaptada a las posibilidades físicas de
cada persona.
6. El
exceso de alcohol aumenta la PA, por
lo que debe ser restringido y no sobrepasar la tasa de 30
g/día en hombres y 15 g/día en mujeres.
7. Es
importante tomar cantidades adecuadas de calcio.
8. Se deben
de suprimir los alimentos ricos en
cafeína, tales como el café.
9. Es
obligatorio abandonar el tabaco, ya que éste es un factor de riesgo añadido
ante enfermedades cardiovasculares.
1. El estrés sostenido repercute también en una
elevación de la PA, por lo que es necesario aprender a relajarse, mediante
técnicas de relajación por ejemplo.
ALIMENTOS
DESACONSEJADOS:
Alimentos cuyo consumo se debe evitar en la medida de lo posible:
• Sal de cocina y
mesa: sal yodada y sal marina.
• Carnes saladas,
ahumadas y curadas.
• Pescados ahumados,
desecados, en conserva, congelados y mariscos.
• Embutidos en
general: fiambres, patés, charcutería.
• Quesos en general,
aunque se pueden tomar quesos frescos sin sal.
• Pan y biscotes con
sal.
• Aceitunas,
pepinillos y demás encurtidos.
• Sopas de sobre,
purés instantáneos, cubitos, patatas chips.
• Legumbres en
conserva.
• Verduras y
hortalizas en conserva. Guisantes y habas congeladas.
• Frutas en almíbar, escarchadas y confitadas.
• Frutos oleaginosos
salados.
• Pastelería y bollería
industrial.
• Mantequilla y
margarinas saladas
• Agua con gas y
bebidas refrescantes con gas tipo cola.
• Salsas comerciales
como salsa de tomate, mostaza, ketchup, mahonesa…
• Conservas en
general.
• Las espinacas
tienen un contenido elevado en sodio, aunque se podrían tomar siempre que el
resto de los ingredientes del menú sean bajos en sal.
Los aditivos
alimentarios contienen sodio, por lo que son perjudiciales para el
hipertenso. Se recomienda revisar las etiquetas de los alimentos envasados para
detectar su presencia.
ALIMENTOS PERMITIDOS:
• Aves y otras carnes
poco grasas.
• Pescados frescos de
agua dulce o de mar.
• Huevos.
• Leche, yogures,
petit-suisse, cuajada y requesón sin sal.
• Queso sin sal.
• Pan y biscotes sin
sal.
• Harina, pastas
alimenticias, cereales (mejor si son integrales).
• Patatas, legumbres,
verduras y hortalizas frescas (tomate crudo).
• Fruta natural, en
compota o zumos naturales (manzana, naranja, plátano…).
• Frutos secos sin
sal.
• Plátanos.
ESTRATEGIAS CULINARIAS:
Al eliminar la sal en
el cocinado de los alimentos, éstos se vuelven más insípidos y por tanto nos es
poco gustoso tomarlos, por tanto resulta aconsejable potenciar el sabor natural
de los alimentos. Para ello podemos recurrir a una serie de estrategias
culinarias:
- El método más
adecuado de preparar los alimentos es el cocinado sin sal añadida.
- Es aconsejable
evitar las comidas excesivamente grasas como guisos, estofados, frituras,
empanados y rebozados.
- Es preferible
cocinar las carnes y pescados a la
plancha, a la parrilla, asados (al horno o al papillote), microondas,
hervidos, cocidos o al vapor.
- Es más conveniente
la cocción al vapor que el hervido,
ya que los alimentos conservan todo su sabor natural y no se hace necesario sazonar.
Además, este tipo de cocción es el que mejor preserva los nutrientes, las
vitaminas y los minerales de los alimentos.
- Emplear potenciadores del sabor, de origen
natural, como pueden ser: vinagre, limón, ajo, cebolla, cebolletas, puerros,
especias (pimienta, pimentón, azafrán, canela, mostaza sin sal, clavo, nuez moscada…)
o hierbas aromáticas (orégano, albahaca, hinojo, comino, estragón, laurel,
menta, perejil, romero, tomillo...).
- Utilizar aceite de oliva virgen por su excelente
sabor y por sus propiedades saludables. El aliño clásico (vinagre y aceite) puede
ser aderezado o macerado con especias o finas hierbas para reducir el aporte de
sal.
- La sal marina y la sal yodada contienen igual
cantidad de sodio que la sal común, por tanto no se recomienda su
utilización. Las sales de régimen suelen estar confeccionadas a base de cloruro
potásico, cuyo sabor no es del todo agradable.
- Existe la creencia
popular de que se puede sustituir el jamón serrano por el fiambre cocido de
jamón, pudiendo éste ser consumido sin limitación, pero es preciso moderar su
consumo ya que incluye sal entre sus ingredientes.
- Se puede reducir el sodio de los alimentos
si utilizamos técnicas de remojo prolongado (más de 10 horas) o doble
cocción, cambiando el agua a mitad de la misma ya que el sodio se disuelve y queda
en el agua. El empleo de esta técnica es útil en verduras, legumbres y pescados
congelados y en conserva.
- Es aconsejable leer
el etiquetado para detectar aditivos no recomendables.
- Si se come fuera de casa, es aconsejable
elegir del menú ensaladas y aves o pescados a la parrilla en lugar de fritos o
guisos.
CONCLUSIONES:
Como conclusión final
decir que llevar un control de la Hipertensión arterial (HTA) depende en gran
medida de una correcta actuación por parte del paciente en lo que a
alimentación y estilo de vida respectan. Sin embargo, no hay que olvidar la
importancia del tratamiento farmacológico prescrito por el médico.
La HTA es una
enfermedad que, al carecer de síntomas evidentes, puede inducir a caer en el
error de incumplir el tratamiento. Es importante ser consciente de que esta
enfermedad se considera factor de riesgo de enfermedad CV y que si no se sigue
un tratamiento adecuado al final acaba afectando a los vasos sanguíneos y dañando
diversos órganos de modo irreversible: cerebro, riñón, corazón, retina… lo que
puede tener consecuencias que pueden ir desde distintos grados de
incapacitación (hemiplejias, parálisis facial, ceguera, insuficiencia renal…),
hasta la muerte del individuo por infarto, ictus, etc...).
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