Durante las últimas décadas han aumentado desmesuradamente los casos de enfermedades cardiovasculares como la diabetes, hipertensión, infartos, etc. Casualmente, en las últimas décadas, el consumo de grasa ha sido menor que en el resto de los tiempos, por tanto es obvio pensar que algo falla al respecto. Y así es, el verdadero problema no son las grasas en sí, si no el AZÚCAR, es decir los Hidratos de carbono (absorción rápida principalmente).
Hasta hoy NO se ha encontrado una relación directa entre el consumo de grasas saturadas y el aumento de colesterol LDL (colesterol “malo”) sin embargo, esto si ha ocurrido con el azúcar y con los hidratos de carbono.
Además, no todas las grasas que ingerimos son saturadas, también encontramos las monoinsaturadas y las poliinsaturadas, las cuales si que nos aportan numerosos beneficios, por ejemplo:
- Contienen ácidos grasos esenciales, éstos son fundamentales en diferentes funciones del organismo y si no son ingeridas en la dieta el cuerpo no podrá fabricarlos. Por lo tanto es imprescindible su ingestión directa.
- La ingestión de ácidos grasos omega-3 aumenta el tiempo de coagulación de la sangre, de manera que la sangre será menos espesa, disminuirá también la presión sanguínea y se conseguirá por tanto, un menor riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares. Por lo tanto disminuiría la presión sanguínea. Éstos ácidos omega-3 poseen una función antiinflamatoria y disminuyen los efectos de la depresión.
- Por otro lado, las grasas mono y poliinsaturadas reducen los niveles de colesterol LDL, y por su parte, las monoinsaturadas elevan además, los niveles de colesterol HDL (colesterol “bueno”).
Hasta hoy NO se ha encontrado una relación directa entre el consumo de grasas saturadas y el aumento de colesterol LDL (colesterol “malo”) sin embargo, esto si ha ocurrido con el azúcar y con los hidratos de carbono.
Además, no todas las grasas que ingerimos son saturadas, también encontramos las monoinsaturadas y las poliinsaturadas, las cuales si que nos aportan numerosos beneficios, por ejemplo:
- Contienen ácidos grasos esenciales, éstos son fundamentales en diferentes funciones del organismo y si no son ingeridas en la dieta el cuerpo no podrá fabricarlos. Por lo tanto es imprescindible su ingestión directa.
- La ingestión de ácidos grasos omega-3 aumenta el tiempo de coagulación de la sangre, de manera que la sangre será menos espesa, disminuirá también la presión sanguínea y se conseguirá por tanto, un menor riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares. Por lo tanto disminuiría la presión sanguínea. Éstos ácidos omega-3 poseen una función antiinflamatoria y disminuyen los efectos de la depresión.
- Por otro lado, las grasas mono y poliinsaturadas reducen los niveles de colesterol LDL, y por su parte, las monoinsaturadas elevan además, los niveles de colesterol HDL (colesterol “bueno”).
- Un gran número de las vitaminas que necesitamos son liposolubles y se encuentran únicamente en las grasas. Por tanto, si no ingerimos grasas no dispondremos de ellas.
Aparte de estas, las principales funciones son la producción de energía, protegernos del frío y proteger órganos vitales. Los lípidos cumplen unas funciones muy importantes, así pues si no los ingerimos en nuestra alimentación el cuerpo tampoco los utilizará como energía. Por lo tanto, debemos comer grasa para quemar grasa.
Como última reflexión, si os fijáis en la dieta del “Doctor” Dukan, que tanto éxito está teniendo últimamente a pesar de los riesgos que puede traer consigo, en ningún momento prohíbe la ingesta de grasa pero sí la de los hidratos de carbono. Y con esto NO digo que debamos llevar a cabo esta dieta ya que los carbohidratos también cumplen su función y son necesarios, pero sí debemos tener especial cuidado con ellos. Si os fijáis también en el etiquetado de muchos productos light 0% materia grasa, observaréis la alta cantidad de hidratos de carbono y sobre todo que la mayoría de éstos son azúcares. Por tanto es aquí donde realmente está el problema.
Aparte de estas, las principales funciones son la producción de energía, protegernos del frío y proteger órganos vitales. Los lípidos cumplen unas funciones muy importantes, así pues si no los ingerimos en nuestra alimentación el cuerpo tampoco los utilizará como energía. Por lo tanto, debemos comer grasa para quemar grasa.
Como última reflexión, si os fijáis en la dieta del “Doctor” Dukan, que tanto éxito está teniendo últimamente a pesar de los riesgos que puede traer consigo, en ningún momento prohíbe la ingesta de grasa pero sí la de los hidratos de carbono. Y con esto NO digo que debamos llevar a cabo esta dieta ya que los carbohidratos también cumplen su función y son necesarios, pero sí debemos tener especial cuidado con ellos. Si os fijáis también en el etiquetado de muchos productos light 0% materia grasa, observaréis la alta cantidad de hidratos de carbono y sobre todo que la mayoría de éstos son azúcares. Por tanto es aquí donde realmente está el problema.
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